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    Más testigos declararon este jueves en el juicio oral contra Videla

    En primer lugar lo hizo Martín Mozé Acosta, hijo de Miguel Angel Mozé, una de las víctimas de la causa. Luego se presentaron a declarar Guillermo Birt y Alfredo Vicente Mendiolaza, quienes permanecieran detenidos en la Unidad Penitenciaria Nº 1 de Córdoba
    Más testigos declararon este jueves en el juicio oral contra Videla

    Durante este jueves, en una nueva audiencia por el juicio oral en Córdoba contra el ex presidente de facto Jorge Rafael Videla y otros 30 acusados por delitos de lesa humanidad, declararon tres testigos.

    Uno es Martín Ernesto Mozé Acosta, hijo de Miguel Angel “Chicato” Mozé -víctima en la causa, que falleciera en 1976-, quien declaró por pedido de una de las querellas. Los otros son Guillermo Gustavo Birt y Alfredo Vicente Mendiolaza, quienes dijer haber sido secuestrados y trasladados a la Unidad Penitenciaria Nº 1 de aquella provincia.


    Parte de la declaración de Mozé Acosta

    “El único interés que tengo es que se haga simplemente justicia.” 

    “Quisiera mencionar que hace un año recuperé mi identidad, gracias a las Abuelas de Plaza de Mayo, por Marité Sánchez. Comencé a descubrir mi historia, una historia que no me fue contada. Siempre me pregunto por qué esperar tanto tiempo para hacer este juicio y la otra es por qué mataron a mi viejo, por ser montonero, por ser peronista, por ser cristiano, siempre me pregunto el porqué”.

    “Mi padre estuvo detenido a disposición del Poder Judicial y del Poder Ejecutivo Nacional, el cual era comandado por Videla.”

    “En la UP1 estuve luego de unos años, donde comencé a reconstruir lo que no era una pesadilla, sino un hecho.”

    “De mi papá aprendí lo que es el amor cristiano, por eso luchaba, y me pregunto si por eso lo tuvieron que secuestrar, torturar y luego matar.”

    “Vengo a buscar justicia, ni venganza ni odio, porque me enseñaron lo que es el amor y, aunque sigo atravesado por ese dolor, lucho por la búsqueda de la verdad y la  justicia.”

    “Mi papá fue un seminarista en Jesús María y luego en Córdoba. Después, por militar en el partido peronista, abandonó la Iglesia, o la Iglesia lo abandono a él, por su condición política. Fue un fuerte dirigente peronista.”

    “No fue fácil, fueron muchos años de silencio que se impusieron por el terrorismo de estado. Tuve que ir descubriendo poco a poco esta cáscara, hasta llegar a saber lo que hoy sé y continúo manifestando ‘hoy no queremos ni olvido ni perdón, sólo justicia’, y agradezco que este juicio se haya hecho posible.”

    “Tuve varias visitas a la UP1, de las cuales no recuerdo, porque era muy chico. Mi madre me llevó varias veces al penal, arriesgándose a todo lo que eso significaba. Pude haber estado con mi padre.”

    “Mi madre guardó durante muchos años una carta manchada con caca mía, de aquella época. Mi padre la tenía guardada dentro de la UP1, como símbolo de un recuerdo mío.”

    “De cómo murió mi padre me enteré por una tía, que fue la encargada de ir hasta la Morgue para reconocer el cuerpo. Me contó que tenía un tiro de bala en la cabeza, como también en todo su cuerpo.”

    “Todo lo que sé lo fui reconstruyendo durante muchos años y gracias a varias personas, familiares, Abuelas de Plaza de Mayo y agrupación Hijos.”

     
    Parte de la declaración de Birt

    Dijo que fue detenido el 30 de abril de 1976 por tropas militares, en su domicilio y por la madrugada. Que por entonces era empleado bancario y que lo llevaron al Campo de la Rivera. Allí aseguró que se encontró con otros detenidos, todos de extracción sindical.

    Explicó que lo interrogaron estando vendado y que les relató que había militado en la Juventud Peronista pero que se había retirado. “En ese momento no me tocaron ni un tincazo en la oreja”, manifestó.

    “Al final del interrogatorio me dijeron que si era cierto lo que había dicho me iban a soltar al día siguiente.”

    “Nos llevan a la UP1. Nos bajaron a nueve, con los ojos  vendados. Ahí vino una guardia que me empezó a decir si yo era Luis y a cuántos había matado. Me golpearon fuertemente.”

    “Le decían a un tal Bergman, médico ‘vos sos el ideólogo, culpa tuyo éstos están acá’.”

    “Después preguntaron por Facundo Quiroga, que estaba al lado de mí. Había sido profesor  mío.”

    “Me empiezan a sacar la venda y cuando intenté ayudar se puso furioso. Me gritaba ‘¡no te muevas!’. Veo que venía uno con un cuchillo y que me quería puntear. Me puntea un riñón. Salgo corriendo y voy perdiendo sangre. El tipo me corría de atrás. Luego, cruzo una plaza y entro a la Enfermería. Me pusieron sobre una camilla y el tipo, antes de irse, se encontró con otro militar, se saludaron. De repente, este militar le dice: ‘Después nos vemos, ¿qué le paso al muchacho?’. El enfermero le dice: ‘es grave, tiene cinco de tensión’. Yo le pregunto si es grave y el enfermero me dice ‘quédate tranquilo’.”

    “Me suben a un camioncito, con varios conscriptos apuntándome con FAL. Me trasladaron al Hospital Militar. Me quedé dormido antes de llegar al hospital. Cuando desperté, me encontré internado y lleno de elementos de enfermería. Le pregunté a una enfermera qué había pasado, por qué tenía un tajo de más de treinta puntos y me dijeron: ‘Te tuvimos que sacar el riñón, porque estaba destrozado’.”

    “Me encontraba esposado, las enfermeras me decían si quería que llamaran a mi casa. Les decía que no, hasta que un día decidí que llamaran. Les di a las enfermeras el teléfono de mi casa. Entonces vino mi hermana, y la hicieron vestirse de enfermera para que me viera.”

    “Había al lado de mi otra persona que también estaba muy mal. Luego me enteré que era Pablo Balustra. Estuve varios días internado con él.”

    “Luego nos sacaron de la internación. Me subieron a un Torino, desnudo y recién operado, y en una ambulancia lo llevaron a Balustra, que estaba en coma.”

    “Nos llevaron a la Enfermería de la Penitenciaría. A raíz del frío se me produce una infección.”

    “Nos internaron en la Sala Uno. Había tres internados más en la sala. Verón, Vega, que luego fueron sacados y fusilados. De eso nos enteramos por los enfermeros.”

    “Luego de un tiempo un militar me dijo: ‘Ah, vos sos el del riñón. El que te hizo eso dice que vos lo atacaste, un tal Pérez, que era soldado y realizó un curso y ahora es cabo’.”

    “Una vez en el hospital de la Penitenciaría, vimos que Balustra quedó con un proceso hemipléjico. Los enfermeros lo ayudaron mucho, dándole ejercicios de rehabilitación y fue terrible su mejoría, hasta que se fue todo por la borda un día, cuando tuvo un desmejoramiento y entró en coma. Lo trasladaron de nuevo al de urgencia y volvió al tiempo muy desmejorado en la parte motriz.”

    “Cuando lo volvieron a traer Balustra me dijo: ‘Me amenazaron de muerte, diciéndome que iban a volar el paredón del dique San Roque y ustedes están primeros en la lista’. Trato de tranquilizarlo y le dije: ‘A vos, en ese estado, no te pueden sacar’.”

    “En un momento nos visitó el director del hospital. Le dije que a Balustra lo habían amenazado y si podía hacer algo. Nos dijo: ‘No, no creo que eso suceda’.”

    “Decían que el director del hospital era el médico de cabecera del cardenal Primatesta.”

    “Un día se llevaron a Pablo y gritó ‘¡viva Perón!’. El me pidió que le diga a su mujer que quería morir como un héroe. Después de un tiempo nos enteremos que había muerto en un supuesto intento de fuga.”

    “Un noche de mucho frío sentimos ruidos. Abrieron la puerta y tiraron en una camilla a Moukarsel. Nos ordenaron que nos tapáramos la cara para que no los viéramos. Lo trasladaron a la Sala Dos, donde iban los terribles, según  ellos.”

    “Alcanzamos a ver, cuando se fueron a la otra sala, que el cuerpo estaba morado y con un ronquido terminal. Según Balustra, era ‘El Turco’ Moukarsel,  médico del de urgencias. Entonces entró un enfermero y dijo: ‘No hay caso, no se puede hacer nada’.”

    “Vi que alguien de verde se subió al cuerpo de Moukarsel ya muerto. Le comenzó a pegar al cuerpo y dijo: ‘Te moriste hijo de puta, la pagaste por la muerte de un amigo’.”.


    Declaración de Mendiolaza

    Luego del cuarto intermedio, se continúo con la recepción de testimonios. Fue el turno de Alfredo Vicente Mendiolaza, quien estuviera 23 meses preso. Relató que fue detenido en su casa, fue trasladado por un par de horas al Campo de la Ribera y luego fue llevado a la UP1.

    Manifestó que una vez iba junto a Guillermo Gustavo Birt y los hicieron ingresar en la Penitenciaría. Aseguró que Birt, que iba delante de él, recibió un “puntazo” y luego de esto recibió él, del mismo militar, un cuchillazo en el pecho.

    Siguiendo con su declaración aportó datos sobre la descripción física del cabo que realizara aquellos actos. Dijo que coinciden con los del imputado Miguel Ángel Pérez.

    “Al salir en libertad me presenté en la fábrica Renault, donde al momento de mi detención trabajaba y me informaron que, por orden del Tercer Cuerpo de Ejército, no me podían reincorporar”, indicó.

    Señaló que luego de ello nunca más consiguió trabajo y aseguró haber estado en una “lista negra”.

    Tras finalizar la declaración de Mendiolaza, el Tribunal pasó a un cuarto intermedio hasta el próximo 10 de agosto, donde se continuará con las testimoniales. 

     

    Informe: Natalia Brusa (Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba) y José Ferrer (Tribunal Oral Federal Nº1 de Córdoba).

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