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    Juicio a Videla: una acusada dijo que “los testigos mienten sobrada y descaradamente”

    Se trata de la ex policía Mirta Abdón, quien pidió la palabra y aseguró ser inocente. Luego prestaron declaración testimonial Graciela Peralta Arias y Eva Zamora. Fue este jueves en una nueva audiencia en el juicio contra el ex presidente de facto

    Este jueves se reanudó el juicio oral en Córdoba contra el ex presidente de facto Jorge Rafael Videla y otros 30 acusados por crímenes de lesa humanidad, cometidos durante el último gobierno militar.

    Durante la audiencia declararon como testigos Graciela Manuela Peralta Arias, Eva Magdalena Zamora y Luis Eugenio Pihen. Previo a ello, hizo uso de la palabra  la imputada Mirta Abdón. A continuación, parte de su exposción:

    “Los testigos mienten sobrada y descaradamente. Nos reconocen en butacas casi numeradas.”

    “El testigo Roberto Eduardo Díaz, cuando fue detenido, huía procurando sortear una medianera para eludir un procedimiento para descubrir el secuestro del empresario de la Coca Cola en una cárcel del pueblo.”

    “Cuando hablan de la cárcel me siento identificada. El servicio médico y la alimentación no cambio nada. Quizás dentro de 34 años mis hijos o mis nietos puedan venir acá a pedir justicia y recibir una indemnización por los daños.”
     
    “A nosotros se nos ha sometido a un examen para valorar nuestra memoria.”

    “Solicito seguridad para mi familia. Pongo de manifiesto la marcada diferencia entre nuestros familiares, que son muy pocos, porque trabajan o estudian y no tenemos dinero para pagar una barra.”

    “María Teresa Sánchez ha faltado a su juramento cuando relató que yo había alquilado un departamento en el edificio donde ella trabajaba.”

    “Solicito se me haga un examen para que se verifique si alguna vez tuve una cicatriz. Soy inocente de todos los cargos de que se me acusan.”


    Declaración de Peralta Arias

    Graciela Manuela Peralta Ramos, tiene 62 años y es docente jubilada. A continuación, parte de su declaración:

    Con relación a la víctima María Eugenia Irazusta, dijo que ella “era compañera de la Facultad, de la Escuela de Lenguas. Con el golpe se suspendieron las clases y ella me decía que no veía las horas de volver a la Facultad.
    El día que empezaron las clases no estaba. Me dijeron que había salido con Caccopardo, que era su pareja,  al centro.”

    “El primo, Francisco Márquez, fue a averiguar qué pasaba. Después, un vecino llamó a Márquez y le dijo que la tarde anterior se habían llevado a María Eugenia Irazusta, a Caccopardo y a otra persona.”

    “El 30 de abril escuché por la radio que María Eugenia Irazusta había sido abatida junto a dos hombres.”

    “El 1º de mayo le entregaron el cuerpo a la madre, la velamos y la enterramos. La mamá me mostró el cadáver. El cadáver parecía el de una mujer de cien años, aunque tenía veintinueve. Tenía la mitad de la cara morada. Estaba azul y violáceo, los dedos  de las manos quebrados. La madre no me dejó ver más, pero me dijo que tenía una perforación en el seno y los talones destrozados.”

    “María Eugenia tenía un carácter muy amable y tenía militancia social.”

    “Una vez ella me dijo ‘yo todo lo que tenía de oro lo vendí y se lo di a los pobres’. Enseñaba cerámica, tenía un taller en su casa.”
     

    Declaración de Zamora

    Eva Magdalena Zamora dijo reconocer solamente a Luciano Benjamín Menéndez y a Jorge Rafael Videla, por ser personas públicas. A continuación, parte de su declaración:

    “Marta (Juana González de Baronetto) fue detenida horas antes de que me detuvieran a mí en el D2. Allí fue torturada  junto con su esposo. Fue llevada, igual que a nosotros, con ojos vendados y en autos de civil al D2. Allí la vi muy golpeada y al esposo también. Miguel Baronetto tenía un ojo como si se le hubiera salido y se quejaba de dolor de costillas.”

    “Éramos amigas y compañeras de militancia social y política. Vecinas del barrio y participamos de la organización de la lucha para tener el agua potable en Villa Libertador.”

    “Ella era catequista como yo y maestra en la escuela San José Obrero en cuarto grado.”

    “Venía de una familia muy pobre y muy digna. Su madre la crió limpiando casas de familia, su padre falleció.
    La conocí cuando se recibió de maestra y dábamos catequesis en una parroquia de Villa Libertador.
    Estudiaba abogacía, participaba de un coro.”

    “Nos conocimos de solteras. Ella después se casó con Baronetto, después yo me casé .”

    “Nos sacaron a mi marido y a mí de la casa con total violencia y nos llevaron al D2. Allí pregunté si hay alguien y ella me contestó. Me di cuenta que era ella por la voz. Cuando me pude correr la venda, toda engrasada, pude ver a Baronetto todo golpeado. Mi esposo también fue golpeado.”

    “Sentimos un tiroteo fuertísimo. A los que estábamos en el patio nos llevaron adentro de una habitación. Quedé tirada al lado de una mesa y Marta quedó al lado de mí, tirada en el suelo. Ese fue el día en que se produjo el traslado a la Penitenciaría. Marta fue conmigo. Quedamos las dos juntas.”

    “Después nos enteramos que hubo un intento de copamiento en el D2.”

    “En ese camión estaba Marta Juana, Mozé, yo y otra persona más.”

    “Trataba de escuchar algo de mi esposo y de Baronetto, pero no, nada. No sabía si estaba en el mismo camión o no.”

    “Entré a Penitenciaría sangrando por la nariz. Me preguntaron si estaba golpeada y dije que no.”

    “Nos llevaron al lugar de la cárcel en donde los presos comunes hacían sus visitas íntimas. Empecé a preguntar por mi marido Lucho y él me contestó. Quedamos tres detenidas: Marta Juana, Nora Acosta y yo.”

    “Varios días después nos pasaron al pabellón de mujeres.”

    “Ahí me enteré que Marta había podido entregar a su hija Mariana Sol a unos vecinos.”

    “Hasta unos días después del golpe estuvimos con las celdas abiertas. Los baños eran generales. En las celdas no había elementos para poder asearse.”

    “Teníamos a los niños con nosotras. Los presos comunes nos hicieron las cunitas para que puedan entrar adentro de las celdas, porque una cuna común no entraba, para que pudiéramos tener a nuestros bebés con nosotras.”

    “Los tuvimos hasta antes del golpe. Después, los niños ya no estaban con nosotros.  Llegaron montones de uniformados armados. Fuimos obligados a ir a los golpes  y empujones al patio. Fuimos puestas contra la pared donde estaban las celdas en planta baja y allí fuimos obligadas a desnudarnos, una por una.”

    “Cómo puedo contarle lo que significa para una mujer desnudarse frente a un hombre que no es su esposo, ni lo eligió,  ni es nada. Nunca me sentí humillada por eso porque no fue algo que yo busqué. Me quisieron humillar. A mi lado estaba Soledad García.”

    “Después nos llevaron al pabellón de nuevo. Nos ordenaron que eligiéramos la ropa que quisiéramos dejar y el resto se la llevaron.”

    “Recuerdo con total intensidad una noche que durante ocho veces fue el personal apostado a obligarnos a hacer ejercicios violentos.”

    “Había un señor, suboficial, que nos prometía que todas íbamos a parar al fondo de los pantanos. A embarazadas, con problemas de salud, viejas, jóvenes, absolutamente todas.”

    “Llegó un momento en el que empezamos a orinar en la celda porque no podíamos contenernos más. Ésto provocó la ira de un señor militar, que nos decía que éramos unas sucias.”

    “Una vez nos vinieron a cortar el pelo. Marta tenía una melenita hasta los hombros, de cabello lacio y se lo cortaron dejándole de un lado mucho más corto que del otro, como una forma de humillarla. En mi caso, me dejaron claros en el cabello, menos que los claros en el cabello que le hicieron a Graciela Galárraga.”

    “Cuando había carne se la dábamos a las embarazadas sin que nos vieran. Era muy poca.”

    “En abril fue trasladada Diana Fidelman, que estaba  al lado de mi celda. Cuando volvió nos relató que había estado en el D2, que había sido torturada y violada, especialmente por su condición de judía.”

    “En mayo abrieron la celda de Diana y se la llevaron. Ella dijo: ‘A mí ya me han llevado, para qué, no quiero que me saquen del penal’. Se la llevaron y no volvió más.”

    “Nos enteramos después que del piso de abajo se llevaron a Marta Rosetti de Arquiola y a Mirta Abdón de Maggi.”

    “En mi caso personal fui sancionada en celda de castigo, siete días, a pan y agua, por el militar, el teniente Alsina. A él le molestaba mucho que yo no le dijera ‘Teniente’.”

    “En esas celdas de castigo estaban María del Rosario Muñoz , Ana María Pizarro y en la otra celda me pusieron a mí.”

    “Iba este señor militar todos los días a preguntarme si tenía hambre. Se enfurecía porque jamás le dije que tenía hambre.”

    “Alsina era alto y daba miedo. Estaba en el penal, de cabello corto, no era muy corpulento, pero no era una persona muy flaca. Era normal.”

    “Un día llevaron a ‘Charo’ Muñoz al patio y fue estaqueada.”

    “Llevamos varios días a  pan y agua.”

    “Una tarde comenzamos a sentir gritos de un hombre. Fue cuando estaquearon a Moukarzel. Yo estaba en otra ala, pero se escuchaban los gritos doloridos de Moukarzel.”

    “Cuando al mes volví al pabellón, después de haber estado en la celda de castigo, en una de las sacadas del almuerzo la vi a Marta. Ella ya había tenido a su bebé, al que le había puesto Lucas, y que se lo habían retirado.”

    “El 20 de agosto nos enteramos que habían sacado a Liliana Páez de las celdas de abajo. Estuvimos todo el tiempo en las celdas de aislamiento con la luz prendida, día y noche.”

    “Con Marta estábamos las dos en la misma causa y cuando me llevaron para notificarme leía más lo de ella, porque me llamaba mucho la atención porque decía que en un intento de fuga y no podía creer. Era un escrito judicial. A ella la sacaron viva, caminaba, no podía creer esa mentira.”

    “En diciembre de 1976 me trasladaron a Devoto.”

    “En Devoto fui sancionada por bailar, por cantar el Himno, por escribirle a mi hijo, por jugar al truco.”
     
    “A ese militar nunca le dije que tenía hambre, para que supiera quién era yo.”

    “Me pusieron Eva por Eva Perón y María Magdalena por María Magdalena de la Biblia.”

    “Tengo una explicación de por qué estuve detenida tanto tiempo. Creo que necesitaban instaurar en el país un modelo económico salvaje para nuestro pueblo. Para eso necesitaban hacernos callar a los que podíamos pegar el grito. La explicación que me doy sobre la muerte de Marta es ésa.”


    Declaración de Pihen

    Luego de un cuarto intermedio, este jueves por la tarde declaró el testigo Luis Eugenio Pihen, en el juicio oral en Córdoba contra el ex presidente de facto Jorge Rafael Videla y otros 30 acusados por crímenes de lesa humanidad cometidos en esa provincia durante el último gobierno militar.

    Pihen dijo reconocer a los imputados Videla y Luciano Benjamín Menéndez por ser personas públicas. A continuación, parte de su declaración:

    “Conocí a Marta Juana González de Baronetto por ser vecina mía y porque nos detuvieron juntos. Nos trasladaron al D2 y fuimos golpeados y tratados muy mal.”

    “En el D2 era común escuchar constantemente gritos, hasta que un día se produjo un tiroteo muy grande. Llegó un grupo y dijo a los que estaban ahí: ‘Tengo órdenes del jefe de llevarme a cuatro’. A lo que le respondieron: ‘No, vos de acá no te llevas a nadie’.”

    “Me pedían que colaborara con datos de casas, mientras me trasladaban a Informaciones.”

    “Estuve dos o tres días en el D2, hasta que me trasladaron a la UP1. Luego de un par de años, nos trasladaron a La Plata a los hombres y a las mujeres calculo que a Devoto.”

    Su estadía en la UP1
    “En la UP1 nos recibió el director del penal y nos dijo que nos subordináramos a los órdenes del penal, que no íbamos a tener problemas.”

    “En la celda conmigo estaban los señores De Breuil, Canizzo y Juez, entre otros.”
     
    “Las condiciones eran la de los presos comunes, hasta que después de un tiempo comenzaron a visitarnos los militares, que nos hacían salir y nos golpeaban.”

    “Escuché un día que llamaron a Miguel Angel Mosse. Lo conocía porque él era seminarista. Pude ver a Mosse y a Young por una mirilla. Lo sacaron afuera. Entre los que vi estaba Alsina. Después nos enteramos que los habían matado a todos.”

    El servicio militar
    “Realicé el servicio militar en el Batallón 141 contra mi voluntad, porque no la quería realizar, y por esto siempre estaba en la mira de los jefes. Uno de mis jefes era el teniente Alsina, quien nos tenía zumbando.”
     
    “En el servicio nos enseñaron a saludar a los superiores. Un día me equivoqué de mano y saludé con la otra mano. Entonces Alsina me dijo: ‘Mire soldado, usted me frustra’.”

    La muerte de Moukarzel
    “Estábamos con los muchachos comiendo alrededor de la cama y escuchamos como se quejaba Moukarzel. Seguimos comiendo, hasta que no lo escuchamos más. Luego lo llevaron a otro patio y lo estaquearon. Escuché que estaba presente Alsina. Luego nos enteramos que había muerto.”

    “Con el tiempo nos fuimos acostumbrarnos a que entraran los militares y nos dieran baile.”

    “Con el golpe comenzaron a llegar más personas detenidas. Esto me llamó la atención. Posteriormente nos fuimos enterando como iban eliminando a más compañeros.”

    La muerte de Balustra
    “También recuerdo que Balustra había sido golpeado y que estaba en muy mal estado, por lo que lo habían llevado a la Enfermería. Luego lo mataron suponiendo un intento de fuga, cosa que nunca pudo suceder ya que estaba postrado en una cama.”

    La muerte de Marta Juana González de Baronetto
    “Nos enteremos de la muerte de Marta después que había sucedido. También fue en un supuesto intento de fuga.”

    Finalizada la declaración del testigo, el tribunal ordenó un cuarto intermedio hasta el próximo 31 de agosto, donde se proseguirán con la recepción de testimonios.


    Informe: Natalia Brusa (Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba) y José Ferrer (Tribunal Oral Federal Nº1 de Córdoba).

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