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    "Si uno recibía una orden inmoral tenía las medidas reglamentarias para informarlas"

    Lo dijo el coronel retirado Carlos Daniel Esteban, que declaró como testigo en el juicio contra Jorge Rafael Videla y otros 30 acusados. Menendez se retiró de la sala por problemas de salud

    En el marco del juicio oral en Córdoba contra el ex presidente de facto Jorge Rafael Videla y otros 30 acusados por delitos de lesa humanidad, este miércoles declararon tres nuevos testigos. Luciano Benjamín Menéndez, uno de los imputados en la causa, debió abandonar la sala por problemas de salud.

    A continuación, algunos tramos de las declaraciones de los testigos:


    Carlos Daniel Esteban (coronel retirado):

    “Llegué en el año 1975 a Córdoba, estuve destinado en el Regimiento de Infantería Aerotransportada 2. Me destinaron con el cargo de jefe de sección, tenía a cargo una fracción de cuarenta hombres. La Compañía de Infantería y de reemplazo se encargaba de instruir el personal en su período la formación inicial de soldado conscripto.”

    “Mi misión siempre fue estar 15 días destinado en la Fábrica Militar de San Francisco y de Villa María después del ataque. En abril de 1976, fui a la Penitenciaría como reserva del elemento de seguridad interior del penal, donde hacíamos control y patrullaje de rutas. La misión escrita era estar de reserva y dar apoyo a la Gendarmería en el caso de que algo sucediera."

    "Cuando conversábamos se hablaba de detenidos comunes y de detenidos vinculados con la lucha contra la subversión. He caminado por los pasillos, pero las llaves las tenía la gente del Servicio Penitenciario. Sé que había una misión, que era el traslado de los detenidos que iban fundamentalmente al hospital y al juzgado militar que funcionaba dentro de la Brigada.”

    “El director del penal disponía que su personal fuera a los pabellones y trajeran a los detenidos. No los vi, pero sé que se hacían. Iban en los pisos de los camiones para evitar ataques y que no sean vistos. Sabíamos que había que ser muy cuidadosos en el traslado de los detenidos y que había muerto una persona dentro del penal. Dijeron que había sido por un infarto o algo así. Escuchamos que por eso había sido severamente sancionado el que tenía la responsabilidad sobre la sección porque hubo un maltrato a un detenido. Escuchamos que era el teniente Alsina.”

    “Con respecto al coronel Quiroga, tuve el honor de tenerlo como jefe en otro regimiento. Cuando yo era su segundo jefe, salíamos a correr en horas del mediodía en la zona del Hipódromo. Él me relató lo que le había sucedido. Me comentó que había cumplido la orden de trasladar a un grupo de detenidos de la UP1 al juzgado de la Brigada y que luego se retiró a cumplir sus funciones.”

    “El coronel me confesó que le indignaba no recordar a quién le había entregado a los detenidos. Se reprochaba no haberle pedido, al que estaba a cargo del COT y de la Brigada, que le firme la recepción de los detenidos. En esa época casi no había capitanes. Los capitanes en esa época estaban en la Escuela de Guerra. El traslado de los detenidos estaba a cargo de los oficiales más modernos. Seguro que fue él, porque no había personal en ese momento.”

    “El penal estaba a cargo del director del penal, del Servicio Penitenciario y de Gendarmería. La sección de Ejército estaba de apoyo por si ocurría algo y se necesitaba brindar apoyo a la Gendarmería. Los traslados se hacían en vehículos militares. Es cierto que iban con las manos atrás y cuando hablábamos en el casino siempre decían los oficiales que esos vehículos eran inapropiados para trasladar detenidos, no eran blindados y tenían lonas. Ellos tenían miedo pero yo no me enteré que hubiera habido ataques a esos vehículos.”

    “La orden de traslado de detenidos provenía del Comando de Brigada, el G1  (González Navarro y Poncet). Sin embargo, pudo haber intervenido el G2 que tenía la función de Inteligencia. Ningún jefe de COT daba una orden sin la autorización del Comandante de la Brigada. El Estado Mayor  le pedía autorización de traslado de detenidos al Comandante de Brigada  y este tornaba operativa la orden. Si uno recibía una orden inmoral tenía las medidas reglamentarias para informarlas. Puede dar la novedad que está recibiendo la orden impropia y pide autorización para hablar con un jefe superior y si en dos ocasiones se lo niega, puede hablar directamente.”

    “El 141 era una unidad que depende del Tercer Cuerpo de Ejercito. La orden siempre la daba el Comandante, excepcionalmente, con autorización del Comandante, el Estado Mayor podía impartir una orden. También en cuestiones intrascendentes para un comandante, por ejemplo un traslado a un hospital militar, puede ordenarlo el estado Mayor coordinado.”

    “Cuando hay una cadena de comando establecida por reglamento militar estamos en presencia de subordinados. Quiroga podía ordenar a tres jefes de secciones directamente subordinados a él.”

    “Escuche que existía la comunidad informativa de inteligencia y que se reunían los responsables de inteligencia de todas las aéreas y hacían un intercambio de información para no trabajar en compartimientos estancos. Ningún S 2 de una unidad podía participar de esas reuniones. Era de nivel de Brigada para arriba. Supongo que por la época trataban información relacionada con el terrorismo.”


    Ernesto Paillalef (jubilado):

    “Me detuvieron frente a mi casa, me pusieron una capucha y me llevaron a un lugar no determinado, que después me enteré que era  el D2. Fui interrogado violentamente en ese lugar. Me desnudaron y me golpearon con los puños en todas partes del cuerpo. Decían conocerme. No se identificaron ni se presentaron como oficiales de policía ni servicios de seguridad del estado.”

    “Durante más de tres días me torturaron desnudo, amordazado. Me hicieron el submarino. No había preguntas especiales ni relativas a una causa en particular. Me preguntaban quiénes eran mis compañeros, me decían que yo pertenecía a Montoneros, cosa que negué. Me preguntaban si podía identificar lugares donde hubiera armas o explosivos.”

    “Escuchaba que había otros detenidos en la misma condición, gritos que tenían que ver con la golpiza y con el submarino.”

    “Di  mi nombre, mi apellido, aclaré donde trabajaba, donde estudiaba. Estudiaba en la facultad de derecho de la Universidad Católica de Córdoba y era militante de la Juventud Peronista.”

    “Después me trasladaron a la Penitenciaría. Desde el 24 de marzo de 1976 en adelante se extinguieron todas las garantías que teníamos como procesados a disposición del Poder Ejecutivo. Se interrumpió toda posibilidad de contacto con el exterior, las libertades desaparecieron y estuvimos encerrados todo el día en las celdas.”

    “El clima que se vivía era de mucha incertidumbre. Después nos anoticiamos que Svaguzza, Hernández y Verón habían sido acribillados a balazos  y que los medio de comunicación internos decían que habían sido abatidos en un intento de fuga.”

    “El proceso interno de represión se vivía en forma cotidiana. En forma diaria llegaba un contingente militar con soldados y oficiales. Recuerdo a Mones Ruiz y a Alsina comandando los grupos que aplicaban tormentos sobre nosotros, especialmente con los bastones, pegándonos  en la cabeza. Además, nos ponían desnudos en el patio en pleno invierno a hacer movimientos vivos.”

    “En una oportunidad escuché un disparo de arma de fugo y luego me anoticié que el fusilado había sido el compañero Bauducco. Quien lo había hecho había sido el cabo Pérez.”


    Abelardo Sebastián Ramos Monso (militar retirado con grado de capitán):

    “En el año 1976, con el grado de teniente en la compañía 141 de la Policía Militar, era jefe de sección.  El servicio duraba una semana, de relevo los días viernes. No sé si fui una vez o dos veces a la UP1.”

    “Mi jefe era Emilio Juan Huber, que tenía el grado de mayor. No me acuerdo haberlo visto en la Penitenciaría, pero cualquier novedad que yo tuviera tenía que comunicárselo  a él.”

    “Si se hizo algún traslado se hizo a espadas mías. Me enteré por conocimiento público que habían muerto personas en traslados y me sorprendí mucho. Me enteré que habían fallecido dos internos, uno por arma de fuego y otro por hipotermia y que se responsabilizó al teniente Alsina. Me he interiorizado por internet lo de las audiencias de estos días. En aquel momento no sabía nada.”

    “Ese año pasé un mal año porque en lo personal estaba muy mal, me estaba separando,  con dos criaturas muy chicas. Esto, que es muy doloroso para mí, estaba en un segundo plano. Lo que más me importaba era mi situación familiar, por eso puede ser que no haya prestado mucha atención a lo que estaba pasando.”


    Informe: Natalia Brusa (Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba) y José Ferrer (Tribunal Oral Federal Nº1 de Córdoba).

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